En este último tiempo, ha ganado fuerza en los medios de comunicación la denuncia de la expansión de una nueva enfermedad, la orthorexia: una obsesión patológica por consumir exclusivamente productos naturales. Pero, ¿es posible que la preocupación por nuestra alimentación llegue al punto de volverse un inconveniente para nuestra salud?. Muchos responden que no, entre ellos Mike Adams, investigador en salud natural y fundador de NaturalNews.com, quien rechaza esta idea e incluso llega a sostener que esto se trata de una estigmatización de la alimentación natural pues esta favorecería la aparición de subjetividades críticas. Veamos ambas posturas.
La orthorexia
Como ya hemos mencionado, la orthorexia nervosa (que traducida literalmente significaría “nervioso por el correcto comer”) es la obsesión patológica por consumir solamente comida sana, lo que en definitiva significa que la persona está todo el tiempo preocupándose por que aquello que come sea de origen natural, ecológico, sin conservantes, aditivos ni tóxicos, o con pocas calorías.
Esta enfermedad, que comúnmente se llama “adicción a la comida sana”, lleva a que paulatinamente se vayan eliminando cada vez más alimentos o productos de nuestra dieta; rechazando categóricamente el consumo de comidas de las cuales se desconozca su origen o preparación.
Así, la consecuencia inmediata de esta dieta restrictiva podría ser un déficit en la alimentación , a partir de la no incorporación de ciertos nutrientes, vitaminas y otros compuestos necesarios.
Además de una alimentación deficiente, otro inconveniente que conlleva podría ser el aislamiento social, pues este estilo de vida que se proponen implica necesariamente una diferenciación del resto de la sociedad o un encierro en un grupo pequeño de gente que comparta su dieta (como ejemplo práctico, pensemos que una persona así no puede ir a comer a un restaurante común o a un lugar que no conoce). Hay que recordar que, siempre siguiendo los planteos de quienes denuncian esta enfermedad, estas personas pasan gran parte de su día pensando en qué comerán.
Es por todo esto que algunos especialistas ponen a la ortorexia al mismo nivel que otros trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia.
Por otro lado, algunos medios de comunicación llegan incluso a dar algunos indicios que permitirían saber si uno tiene esta enfermedad: pasar más de tres horas al dia pensando en la dieta; sentimiento de culpabilidad cuando no se cumplen las convicciones dietéticas, planificación excesiva de lo que se comerá el día siguiente, lo que implica costumbres muy rígidas a la hora de comer; entre otras.
“El rechazo al azúcar y sal refinada, cafeína, alcohol, gluten, levadura, soya y maíz transgénicos y productos lácteos, es sólo el comienzo de las restricciones de su dieta. También quedan excluidos cualesquier alimentos que hayan estado en contacto con pesticidas, herbicidas, o que contengan aditivos artificiales”, señala un artículo de The Guardian a partir del cual Mike Adams, investigador en salud natural, estructura su crítica
¿Puede hacernos mal comer bien?
Sin embargo, también podemos encontrar muchas opiniones en contra de este concepto, voces que aseguran que una alimentación sana nunca puede ser nociva, que por el contrario siempre es un beneficio para la salud.
O en todo caso, hay que resaltar que una alimentación sana es decisiva para tener una buena salud y que en algunos casos, como con todo exceso, es posible caer en una conducta compulsiva, pero son casos extremos, por lo que debemos concentrarnos en resaltar los aspectos positivos.
Además referencias como una dieta restrictiva o insuficiente carecerían de sentido, dado que la alimentación sana presupone una dieta variada y abundante (debemos comer muchas verduras, semillas, cereales, etc.), mucho más rica que lo que suele consumirse.
En este sentido, resulta muy importante difundir el ensayo de Mike Adams “Nueva enfermedad psiquiátrica: buscar alimentarse sanamente”.
Lo interesante de su trabajo es que al descomponer este discurso de ciertos medios, nos hace pensar que lo que estarían buscando instalar (el mensaje oculto) la idea de la orthorexia es que alimentarse exclusivamente con alimentos sanos estaría mal, sería una enfermedad. Además, y tal vez más grave aún, es que esto implicaría que comer comida “chatarra” sería lo normal, lo sano.
Por el contrario, resalta: “El verdadero «normal» es alguien que está despierto, sano y apto, nutrido con alimentos vivos y que se desempeña como ciudadano independiente de un mundo libre (...) tú y yo sabemos la verdad: nosotros somos los normales. Los consumidores de comida chatarra son los verdaderos pacientes mentales, y la única manera de despertarlos al mundo real es empezar a alimentarlos con comida viva”.
Su tesis es que la difusión de un supuesto crecimiento de la orthorexia en los medios de comunicación apunta a una marginación de quienes se alimentan de forma sana. ¿Por qué? Porque quien tiene estos hábitos se encuentra en una postura crítica y con la posibilidad de generar un cambio social.
“Una acrecentada conciencia espiritual y mental sólo es posible si se sigue una dieta de alimentos vivos y naturales”, señala, y agrega: “Con el tiempo, empiezan a cuestionar la realidad que los rodea y van a la búsqueda de tópicos más refinados, tales como comunidad, naturaleza, ética, filosofía y la visión de las cosas que están sucediendo en el mundo(…) este es un peligro enorme para aquéllos que dirigen nuestra sociedad basada en el consumo, porque el consumo depende de una mezcla de ignorancia y sugestionabilidad”
A la inversa, las sociedades actuales, alimentadas con comida chatarra, se encuentran aturdidas, con su conciencia apagada, por lo que son mucho más fáciles de controlar.
Es por esto que se pregunta: “¿Por qué crees que los alimentos procesados y muertos siguen siendo la comida por defecto de escuelas públicas, hospitales y prisiones?”.
El debate queda abierto.
Fuentes:
· http://argentina.indymedia.org/news/2010/09/752001.php
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