Disminuir consumo de sal |
Los excesos de sodio traen serios problemas a la salud (el más conocido, la hipertensión); la mayoría de nosotros consume más sal de la que realmente necesita, por lo que es muy importante intentar disminuir su consumo (no eliminarlo). Existen varias técnicas para poder lograr esto que a partir de pequeños cambios en nuestros hábitos nos permiten tener una alimentación mucho más sana y saludable.
El consumo de sal
El principal aporte de este producto es el sodio, el cual mantener el balance hídrico en forma adecuada, mantener el nivel de acidez de los líquidos corporales y transmitir los impulsos nerviosos.
Pero hay que saber que la sal no es la única fuente de sodio, sino que se encuentra de manera en los alimentos que consumimos y que el requerimiento de este metal blando es muy pequeño (hay diferentes recomendaciones, pero bastantes similares, pues rondan entre los 1,6 y los 2,4 gramos).
Por esto, se sugiere no superar los seis gramos de sal por día. En el programa Cocineros Argentinos, de la Televisión Pública, recomendaban usar por porción la cantidad de sal que entra en uno de los espacios de una tableta de aspirinas
Es importante conocer los problemas que trae el exceso de sal. El más concedido, pero no el único, es aquel que se relaciona con el aumento la presión arterial (la hipertensión es el principal factor de riesgo de enfermedades cardíacas, accidente cerebrovascular o enfermedad renal). Los niños sufren más el exceso.
En contrapartida, la falta de sodio puede generar algunos inconvenientes en el sistema cardiovascular y muscular (comúnmente se los asocia a la aparición de calambres), pero que representan una preocupación mucho menor que los ligados al exceso de sal.
Empezar a bajar:
Como intentamos explicar más arriba, la mayoría de la gente consume más sal que la que necesita, lo que la expone a problemas de salud generados por el exceso de sodio. Entonces, la tarea a llevar adelante es la de reducir su consumo.
Lo más recomendable es generando pequeños y constantes cambios en la dieta, antes de encarar una solución drástica, es muy común que si se retira de golpe la sal de las comidas, se escuche frases como “esto no tiene gusto a nada” y que se termine abandonado la dieta, mientras que si es algo paulatino, el paladar se va acostumbrando a esta disminución y cada vez se requiere menor cantidad para apreciar el gusto (doy fe de esto por mi experiencia personal: cada vez cocino con menos sal e igual le siento el gusto a las comidas, tal vez, incluso, uno mejor, más fiel y respetuoso del sabor original).
Una posibilidad para reducir el consumo de sal (insistimos, no eliminarlo) es la utilización de sales modificadas (con mucho menor cantidad de sodio); sobre este punto, hay que realizar una consideración importante: la cantidad utilizada debe ser la misma que la sal común de mesa, pues si usamos mayor cantidad, es lo mismo que anda (imaginemos que el producto tiene un 50 por ciento menos de sodio, pero usamos el doble de cantidad para “sentir gusto”, estamos incorporando la misma cantidad de sodio).
Pero la mejor técnica es la de modificar nuestra dieta, reemplazando la sal por otros sustitutos, eliminando ciertos productos o modificar nuestros hábitos a la hora de comer y cocinar.
El gusto no lo da la sal
Por un lado, contamos con un gran abanico de recursos para saborizar la comida, por lo que el requerimiento de sal es menor. Ahí entran en escena los condimentos y las especies, las semillas y las verduras.
Los primeros, podemos incorporarlos durante la cocción, antes de llevar al plato o incluso usarla para marinar o adobar carnes. Para acompañar este post, realicé un experimente que les recomiendo que hagan: tomé dos pechugas de pollo (cortes que comúnmente se dicen que requieren sal bastante sal), a una la salé como suelo hacerlo, a la segunda, sólo la mitad (para hacerlo más fácil, yo le echo de ambos lados la misma cantidad, ahora sólo lo hice de una cara) y le agregué: hierbas (tomillo, romero, perejil y orégano, todo fresco), ajo picado y en fetas, pimienta, ají molido, pimentón y jugo y cáscaras (muy poco) de limón. No fue que este segundo zafaba o no se notaba tanto la falta de sal, sino que resultó mucho más sabroso que el primero.
El caso de las verduras, pueden servir como colchón (incluso a la plancha) para saborizar carnes o apenas salteadas como acompañamiento de pastas frescas. La zanahoria, bien cocinada, es exquisita, igual que la cebolla, el puerro o el morrón.
Por último, otro elemento para agregar sabor son las semillas, en general todas son buenas y ya hemos hecho referencia a alguna en particular, como la combinación de sésamo con la carne picada, pero el sitio Saldable Mujer realiza una referencia puntual sobre el tema de la sal y recomienda semillas de anís,(en pescados, pollos), apio (en sopas , guisos), mostaza ( en carnes , papas) y comino entre otras.
Una nueva forma de comer y cocinar
Por otro lado, podemos realizar pequeños cambios en nuestros hábitos, algunos muy simples, como por ejemplo no salar la comida durante la cocción, sino una vez que ya esté lista, para incorporar la cantidad justa y necesario –sobre todo cuando hervimos algo, que al agua le echamos un puñado que resulta excesivo-, o algunas más significativo, como empezar a utilizar otras métodos de cocción, como por ejemplo las vaporeras.
Pero la principal modificación que podemos realizar es cambiar la comida pre elaborada por una que preparemos nosotros mismos, además de, como defendemos desde este blog , va a ser mucho más sano, tendrá mucha menos sal. Insistimos con la importancia de comidas sanas, en base a vegetales, hechas con nuestras propias manos.
Si bien estos tipos de productos traen mucha sal, hay algunos donde el riesgo es todavía mayor, como es el caso de los fiambres y embutidos y sobre todo de los enlatados (hay que recordar que históricamente la sal fue utilizada para la conservación de alimentos). Según señala el sitio Mi dieta, las tres cuartas partes del sodio que consumimos vienen de los alimentos enlatados, congelados y la comida rápida.
Lo ideal es eliminarlos y sustituirlos por productos frescos, pero si van a utilizarse, se recomienda tirar el líquido que los trae, colarlos bien y enjuagarlos en agua.
Para la próxima, la sal marina, un producto muy interesante a incorporar.
Fuentes:
Fuente de la imagen: http://www.eltriangular.info/es/actualidad/gastronomia/article/sal-marina-por-que-consumirla
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