martes, 29 de marzo de 2011

Precio y calidad: pan casero

Hacer pan es una de las tareas que más me gusta en la cocina, tiene algo mágico, difícil de explicar, tanto en el momento de amasar como en el resultado final. Además, nos acerca mucho más a un producto que pareciera que cada vez más nos olvidamos cómo se hace y nos vamos acostumbrando a comprarlo hecho. Nada iguala a un pan amasado y horneado por nosotros mismos, como tampoco el olorcito que queda en la cocina y el hambre que este despierta.
       Existe una gran variedad de recetas para hacer, panes de diferentes gustos, texturas, etc., existe la posibilidad de que sean mucho más sanos y nutritivos a partir del uso de semillas y harinas integrales; pero la idea con este post es dar la forma más sencilla de hacerlo, como una introducción, una invitación a que se animen y metan la mano en la masa. Con el tiempo iremos profundizando.
       La receta es simple. Un kilo de harina, un pancito de levadura fresca (50g) o un sobre de la seca (creo que son de 10), alrededor de medio litro de agua y sal a gusto (suele darse 20g como medida).
       En cuanto al procedimiento, debemos mezclar los ingredientes y amasar (si llegamos, durante diez minutos, pero puede ser menos), formamos un bollo, lo dejamos descansar tapado con un trapo y esperamos a que crezca hasta duplicar su volumen. Entonces plasta un poco con la mano, se forman los pancitos y se lleva a una placa a un horno de 180º y se saca cuando esta dorado.
       Pero esta información puede sacarse de algún otro sitio, creo que les será mucho más útil reiterar la invitación a que se animen a amasar y comentarles mi experiencia, sobre todo cuáles fueron los inconvenientes que me han aparecido en las primeras pruebas y las conclusiones que he sacado con el tiempo.
       Voy a ser directo: puede pasar, como me sucedió, que el pan que cocinemos quede crudo por dentro, duro en la base o falta de sal. Pero todo eso se va solucionando con la práctica, con el ensayo y error. Igual tranquilos, porque el pan caliente recién salido siempre estará rico, así que no exista miedo alguno (y la falta de sal se soluciona agregando luego untándole algo)
       Lo que quiero explicar es que la repetición va dándote una técnica y vamos logrando panes cada vez más ricos y esponjosos. Pasa por ejemplo con el amasado, cuando empecé no sabía muy bien cómo hacerlo, intenté copiar a partir de algún recuerdo de mi abuela, pero con el tiempo me fui dando cuenta de cómo era el movimiento, logras cierta sensibilidad que te dice que lo estás haciendo bien, que la masa trabaja.
        Siempre se puede usar una procesadora eléctrica para mezclar y amasar, pero realmente es un sinsentido, le quita lo más lindo del proceso. En un sentido similar, la levadura fresca tiene una textura al desgranarla con las manos que al hace incorporable a la que viene en polvo.
        Por último un par de recomendaciones: a la hora de hacer la mezcla, usen un poco más de agua que la que indica la receta y, si tienen espacio, realicen lo que llaman corona (en vez de mezclar en un bol, se apoya la harina en la mesada en forma de montaña y se le hace un circulo grande en el medio, de tal manera de formar una especie de nido, la levadura y el agua van dentro y la sal por afuera; luego mesclar formando círculos que vayan arrastrando los bordes interiores del montículo). 
        Al principio me costó dominarla, se rompía una pared y se desbordaba el agua, pero ahora me parece la forma más sencilla de mesclar.
         Por otro lado, sin importar el tipo de pan, yo siempre optó por "activar" la levadura antes; simplemente debemos disolverla en un poco de agua (hay que contabilizarla para los 500 ó 600cc), agregar una cucharadita de azúcar y cubrir con un trapo. Cuando vemos que creció 8aumenta en tamaño y se genera una espuma) lo sumamos a la harina.         
          Otra técnica de otro tipo de pan que suelo usar seguido es una vez que formamos los pancitos, dejarlos levar (que crezcan por efecto de la levadura) por segunda vez y antes de ponerlos ("inflados"), aplastarlo con los dedos y hacerle agujeritos con un escarbadiente o palo de brochette (no se preocupen porque luego sube y queda con un buen tamaño.
         Les dejo una secuencia de los últimos pancitos que hice, no son los mejores que me han salido porque estaba con poco tiempo y con un horno que no era el mío (además se los fueron robando mientras iban saliendo), pero sirven como orientación, para ver cómo queda la masa, cuánto crecen, etc. Forme una masa común y la dividí en tres, a una de las porciones le agregué pimentón y a otra orégano, por eso los colores (puede ser confuso para entender el tema de cuánto crecen por la secuencia de cómo aparecen, pero si se presta atención, se pueden seguir los colores y ver el desarrollo de cada uno.
Ojala que este post les abra las puertas a algo tan hermoso como amasar
Las fotos:

Bollos

Bollos, orégano levado

 
Bollo blanco levado



pancitos formados

Pancitos levados (previo horno)

Pancitos horneados


1 comentario:

  1. Gracias Norma por la receta, la verdad que se ven muy ricos!

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